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Se busca voluntarios para encontrar oliveras centenarias del Matarraña

Desde la Comarca del Matarraña/Matarranya y a través un proyecto de cooperación con el Grupo de Acción Local Bajo Aragón-Matarraña, se está llevando a cabo la catalogación de las ‘Oliveras centenarias y singulares’ que existen en nuestro territorio.  Es incuestionable el peso que ha tenido y tiene el cultivo del olivo, base de la economía agrícola de la comarca del Matarraña, que se ve reflejado en nuestro paisaje, caracterizado por bancales de olivos centenarios, que destacan por su gran porte, con copas de grandes dimensiones y recio tronco, que producen unas exquisitas olivas y un excelente aceite de oliva.

Para ello, durante 2020, se va a realizar el 'Catálogo de las Oliveras Centenarias y Singulares del Matarraña' en donde se incluirán los ejemplares que destaquen por sus valores: dimensiones, historia, rareza, fisonomía o edad. Para ello, se contará con un equipo multidisciplinar con amplia experiencia en el conocimiento del territorio y en los diferentes aspectos a cubrir en este Catálogo.
Además, se va a llevar a cabo la datación de algunos ejemplares para poder conocer la edad y la identificación genética de las variedades autóctonas. Este es uno de los aspectos más interesantes y que pueden aportar nuevos datos sobre el olivar del Matarraña.

Además del conocimiento, se busca poner en valor los olivos centenarios existentes, con la finalidad de valorizar el aceite y las olivas, así como el reconocimiento y apoyo a los agricultores por mantener y conservar este patrimonio autóctono. El objetivo es la puesta en valor de la cultura del olivo a la vez que contribuye al desarrollo local.
Desde la Comarca del Matarraña, se solicita la participación ciudadana para poder localizar estos ejemplares centenarios y singulares que han resistido los avatares del tiempo y han llegado hasta nosotros.

Por eso, si conoces algún olivo que destaque por sus grandes dimensiones o por su singularidad (forma, leyenda o historia asociada…), ponte en contacto con nosotros a través del teléfono: 978 89 08 81 o envíanos un correo electrónico a Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.. y nosotros nos pondremos en contacto contigo.

Los olivos del Matarraña

Fueron los fenicios y los griegos quienes introdujeron el cultivo del aceite en la Península y los íberos ya comercializaban con él. Pero no fue hasta el siglo XIV, en plena Edad Media, cuando se empezaron a roturar las tierras de secano para impulsar las plantaciones de olivos. Según Carlos Laliena, “desde el principio del siglo XIV, la plantación de olivos creció lentamente, como lo muestran las disputas sobre el establecimiento de nuevas almazaras en Calaceite entre la Orden y sus vasallos, que lograron evitar que se gravase esta producción. Las extensiones de olivar se ampliaron considerablemente a partir de entonces, a juzgar por la exportación de aceite que describen los registros aduaneros de mediados del siglo XV y, como es sabido, este auge olivarero se prolongó hasta el periodo moderno”.  Al ser un producto excedentario que se podía comercializar, supuso un aumento de la renta de las familias campesinas. Y el momento álgido de esta expansión del cultivo del olivo fue durante la Edad Moderna. En el siglo XVIII el olivo se convirtió en el cultivo distintivo de la zona. Las características climatológicas, sumadas a la buena adaptación de la variedad empeltre, permitieron la obtención de un aceite de gran calidad produciéndose la especialización en la producción de aceite para el mercado extracomarcal hacia Tortosa, donde se conducían carros con 'bots' llenos de aceite. Testimonio de este crecimiento y especialización es que el Molí de la Vila de Calaceite, que llegó a tener 15 prensas, era el más grande de Aragón.

Esta expansión se vio truncada a fines del siglo XIX con la caída del precio del aceite y ya en 1956, con la gran helada que supuso la muerte de muchos olivos y como consecuencia un éxodo de población.

Estos olivos son de variedad empeltre, nombre que deriva de la palabra ‘empelt’ (injerto), el método utilizado para reproducir este tipo de olivos.

Actualmente podemos contemplar campos de olivos centenarios que integran nuestro paisaje, entre los cuales destacan ejemplares singulares modelados por el tiempo, auténticos monumentos de la naturaleza. En general se trata de explotaciones de carácter familiar, delimitadas por margens realizados mediante la técnica de la Pedra en Sec, declarada Patrimonio de la Humanidad. Cabe destacar la relación del cultivo del olivo con las construcciones tradicionales de Pedra en Sec mediante las que se ha articulado nuestro paisaje: margens, casetes, fites…

Precisamente por ser conscientes de la importancia de proteger ese escaso patrimonio natural que aún queda representado en las Oliveras Centenarias y Singulares y de la necesidad de dotarlas de un valor añadido que permita su propia existencia y perduración en el tiempo como parte de lo que fue el paisaje de este territorio, se presenta este proyecto de defensa y valorización del olivo en el territorio empeltre.

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